Vivimos tiempos inciertos, difíciles. Nuestras sociedades afrontan crisis sanitaria, económica, climática, social. La realidad se percibe por las personas cargada de incertidumbre. Para una gran mayoría, las expectativas generadas con toda probabilidad no pueden cumplirse, lo que puede llevar a un sentimiento de ineficacia social, que dificulta o impide la generosidad. Desde la clínica, se tiene la percepción que estas personas, igual que los funambulistas van caminando sobre la fina cuerda de la incertidumbre y la ansiedad, tratando de no caer en el vacío de la depresión.
Hay una tendencia creciente a la individualización, a la pérdida de la sociedad, y al narcicismo, sin que se experimente culpa, más bien una angustia difusa. El mensaje desde los poderes sociales es claro: el individuo es responsable de su malestar. Cada uno es responsable de no lograr el éxito, la autonomía y el alto rendimiento; valores representativos del sistema neoliberal. Se privatiza el sufrimiento, ignorando que la raíz de la crisis individual está en el contexto familiar y social.
Otra característica en nuestra sociedad actual es la creciente patologización de la vida cotidiana, y el aumento del consumo de psicofármacos. Nuestra propuesta es generar espacios de reflexión, de análisis, de elaboración de las ansiedades que conllevan sufrimiento psíquico. Defendemos el trabajo grupal como recurso fundamental para ayudar a las personas, a que puedan generar estrategias más sanas con las que afrontar estos tiempos inciertos, que comportan vidas inestables.
Este año las jornadas se realizan en un marco incomparable de la costa mediterránea, en la localidad de Sitges (Barcelona). Es una nueva oportunidad para reencontrarnos, reflexionar juntos y experimentar la importancia del grupo ante éstos tiempos inciertos.